Bahá’í World/Volume 9/La Fe Bahá’í in Guatemala

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LA FE BAHÁ’Í EN GUATEMALA

POR EDELBERTO TORRES

EN Guatemala fué el señor Gerard Sluter el primero que predicó la fe Bahá’í. Varios meses permaneció él consagrado a la obra, entre los últimos meses de 1939 y primeros de 1940. Los primeros Bahá’ís de Guatemala fueron oña Estebana v. de Barrientos, Dña. Josefina v. de Arias, Doña Jesús Castro, Señorita Laura Castro y Srita. Olivia Salazar, y los señores Féliz Fopp Corriols y Francisco Acker.

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El Sr. Sluter trabajó con la devoción de un buen abanderado de la Causa, pero no poseía el español y ese inconveniente, que es frecuente en otros pioneros, es quizá un factor de lentitud en la difusión de la fe. Después del Señor Sluter visitó a Guatemala la señora Lorol Schopflocher, canadiense, quien celebró algunas reuniones con los que ya estaban interesados en la doctrina Bahá’í.

La primers fecha registrada en el archivo Bahá’í de Guatemala, es el 17 de octubre de 1940, día en que llegó a Guatemala la señora Francés B. Stewart, de Utica, Estado de New York. En doce sesiones celebradas con el naciente grupo, explicó los diversos aspectos espirituales y sociales de la fe.

La obra de la Sra. Stewart en Guatemala cobró los caracteres impresos por su dinamismo, su rica ilustración y su inagotable entusiasmo. Dió conferencias a los alumnos del Colegio Anglo-Americano, a la "Asociación de Muchachas Guías,” y a un grupo de señoras interesadas en los problemas de la Paz Mundial, y a otras personas entre los cuales los principales oyentes eran estudiantes. Sus gestiones ante las autoridades para que la circulación de la literatura Bahá’í no tenga obstáculos, fueron coronadas por el éxito, así como la autorización para celebrar las sesiones. La señora Stewart posee admirablemente el español, tiene larga experiencia de hablar en público y condiciones de lógica y elocuencia. Estas circunstancias hacen de ella la pionera más distinguida y de labor más fecunda que ha llegado a América Central. El dia 3 de diciembre de 1940 debe ser considerado como la fecha inaugural del grupo Bahá’í de Guatemala, pues en esa fecha fué elegida una junta directiva para dirigir los estudios Bahá’ís. Las personas elegidas fueron: señora Estebana v. de Barrientos, presidenta; señora Josefina v. de Arias, vice presidenta; y señor Féliz Fopp Corriols, secretario. Se convino en celebrar sesiones en la fecha de las fiestas Bahá’ís de cada 19 dias y que cuando hubiese nuve miembros debidamente instruidos en la fe y plenamente convencidos, se organizaria la Asamble Local Espiritual. Después de dos meses de activa y prolifica labor, la señora Stewart se despidío de los amigos (16 Guatemala, cuyos nombres van a continuación: Estebana v. de Barrientos, Josefina v. de Arias, Señorita Olivia Salazar, Sra. Jesús Castro, Sra. Laura Castro, Elisa Hall de Asturias, Srita. Maria Morales Reyes, Marta Morales Reyes, Elisa Tejada Wyld, Narcisa Villanueva y los Señores Féliz Fopp Corriols, Gustavo Barrientos, Jorge A. Serrano, Adolfo Ruano Rosales, Alejandro Baldizón, Alfonso Bauer Páiz, Victor M. Cruz, Francisco Acker, Alfonso Arévalo y Alfonso García. Es digna de mención la circunstancia de que la mayoría de las personas que comprendieron y simpatizaron con la doctrina Bahá’í, fueron antiguos adeptos de la Teosofía, lo cual es lógico por los varios puntos esenciales comunes a ambas tendencias; también hay que consignar que no todas las personas que escucharon las enseñanzas de los primeros pioneros, han persistido en la asistencia o siquiera en el estudio de la fe.

De Guatemala la Sra. Stewart pasó a El Salvador, Honduras, y Nicaragua. Fué en Nicaragua donde yo la conocí y por eso voy a recordar también su labor desarroll da en ese país y mi primer contacto con la doctrina Bahá’í.

La primera vez que leí la palabra Bahá’í, fué en un folleto que me envió, el inolvidable hermano Francisco Acker. Fué sufficiente que él me lo enviara para que yo tuviese interés en leerlo al memento: “La tierra es una sola patria, y la humanidad sus ciudadanos.” Esta primera afirmación me hizo vibrar simpáticamente por la afinidad con antiguos sentimientos míos; pero también los demás principios resonaron en mí armoniosamente, todos ellos como escritos por una pluma mojada en el manantial del amor divino.

Por algunos meses no oí más de la doctrina Bahá’í; pero un día fuí invitado a escruchar una conferencia que alguien diría en el local de la Logia Masónica de Managua. El conferencista era un señor de cuerpo ligero, de apariencia modesta, el cual hablaba con voz apenas perceptible. Un intérprete hacia saber a los oyentes las ideas expuestas por el predicador. Aquél hombre era el Señor Mathew Kaszab. Habló de los cielos de la civilización y de la divinas dispensaciones, asegurando que la última de éstas era la dispensación Bahá’í; por primera vez en Nicaragua [Page 924] fueron pronunciados en público los nombres de El Báb, Bahá’u’lláh y ‘Abdu’l-Bahá y por consiguience fué la primera vez que oídos Nicaragüenses escucharon aquellos sagrados nombres.

El Sr. Kaszab dió otra plática en el mismo local y sobre la misma materia.

Más o menos un mes después, según mis recuerdos en Abril de 1941, llegó a Managua la Señora Stewart, a quien considero como la verdadera introductora del Bahá’ísmo en Nicaragua. Ella dictó en Managua una serie de conferencias sobre asuntos religiosos y sociales, todas de inspiración Bahá’í, y recibió el aplauso de un gran número de personas de todas las clases sociales y profesiones. La escucharon los trabajadores en la “Casa del Obrero,” los intelectuales, en el “Club de los Universitarios” y otras personas en diferentes sitios.

Pero su principal labor consistió en la organización del primer grupo Bahá’í en cuyo seno dió numerosas pláticas sobre la doctrina, 1a organización y el orden administrativo Bahá’í.

El éxito obtenido por la Señora Stewart, provocó la reacción de los elementos fanáticos, quienes la atacaron por la prensa inventando toda clase de paparruchas, incluso la calumnia para lograr que el gobierno del país la expulsara. Dichosamente esa vez triunfó la verdad, y la señora Stewart fué bien recibida por el Presidente de Nicaragua y algún tiempo después yo obtuve una constancia oficial que obra en el archivo de la Asamble Nacional Espiritual de los Bahá’ís de los E. U. y Canadá, en la cual el ministro de gobernación y justicia declara que la señora Stewart fué apreciada como persona honorable y que nada tuvo que ver con la justicia.

Cierto día de juni de 1941, me encontraba en Panamá, en la oficina de uno de Los jefes del ministerio de instrucción pública. Ese señor me invitó para asistir a una conferencia que en la tarde de ese día, diría una ordadora norteamericana en el salón de actor públicos del Instituto de Señoritas. Fuí alla a la hora indicada y no puedo explicar cuál fue mi sorpresa al encontrarme allí con la Señora Stewart. Ella era la conferenciante y en aquella ocasión dijo un discurso largo y profundo. Le seguí en el uso de la palabra y tuve así una vez más, el gozo dc participar de sus triunfos y actividades.

Entre tanto en Guatemala continuaba su desarrollo el movimiento Bahá’í impulsado principalmente por el Sr. Francisco Acker, quien desgraciadamante dejó de existir e1 8 de septiembre de 1941. Era un corazón puro, una inteligencia preclara y un leal servidor de 1a humanidad.

El 28 de mayo de 1942 el joven pionero John Carl Eichenauer comenzó su misión en Guatemala como representante de la Asamblea Nacional Espiritual de los Bahá’ís de Estados Unidos y el Canadá.

El joven Eichenauer llegó a Guatemala acompañado de su hermano Marshall; había hecho algunos cursos de enscñanza secundaria en San Salvador, donde aprendió el español que ahora habla con correcta sintaxis y excelente pronunciación. Después pasó a Honduras y luego a Nicaragua, siendo así el tercer pionero que estuvo en ese país. En Managua asistió a varias reuniones Bahá’ís con el Sr. Kaszab. Dotado de singulares prendas de simpatía John Carl Eichenauer cultivó prontamente la amistad de muchas persónalidades de la ciudad de Managua; pero yo no pude conocer entonces su labor de cerca, porque me ocupaba en los preparativos de viaje a Guatemala. Aquí si estuve cerca de él y pude apreciar su profunda y sincera devoción a la causa Bahá’í, la actividad propia de su juventud, conque sirvió a la causa, comunicándose con instituciones y personas y haciendo publicaciones en la prensa local. Su permanencia fué de 6 meses y nunca menguó su entusiasmo y energía. Siempre usó de exquisite tacto para tratar las cuestiones que se presentaban a su consideración, de gentileza con los amigos y claridad en la exposición de las enseñanzas. Inició un cursillo de esperanto y organizó la secretaria y archivo. Cuando se ausentó de Guatemala en octubre de 1942 llamado a cumplir sus deberes de ciudadano norteamericano, dejó en mi poder un baúl de libros y papeles Bahá’ís que con los libros que los otros pioneros dejaron a la señora Barrientos, se organizará la Biblioteca Bahá’í de Guatemala. El Sr. Eichenauer no ha dejado de comunicarse con sus amigos Bahá’ís de quí, [Page 925] a los cuales desde lejos sigue inspirando amor al estudio doctrinal. Johnny Eichenauer recibió e1 mensaje Bahá’í de la señora Orcella Rexford, autora del folleto “Radiant acquiescence.”

Para mí fué una sorpresa grata conocer a la Sra. Rexford en Ann Arbor, Michigan, on julio de 1941, de una manera inespcrada. Estando en el comedor de la International House de la University State of Michigan, un amigo del Paraguay me suplicó que la ayudara a traducir lo que una señora (Mrs. Rexford) le queria decir. La señora Rexford se identificó por medio de ciertos papeles Bahá’ís y al instante nos consideramos como viejos amigos. Después nos vimos en Green village y otro día en Louhelen School en donde un grupo de Bahá’ís asistieron a los cursos de verano. En esa Escuela hablé a los Bahá’ís asistentes de la política de los E. U. en Nicaragua y la esperanza de que se rectifique del todo para bien de nuestra mutua comprensión, pues sucede que hasta los movimientos espirituales se hacen sospechosos ante el criterio de las genres cuando proceden de un país calificado de expansionista. Dichosamente la política de buena vecindad ha borrado bastante aquel criterio. He de prolongar esta digresion refiriendo que en agosto siguiente conocí a los señores Kinney, en Nueva York, en cuya residencia se celebró una interesante reunión de Bahá’ís, inolvidable por el ambiente de comprensión y amor que reinó.

Después de los pioneros que han sido nombrados, en diversas ocasiones han pasado otros, que sólo han podido permanecer en Guatemala por horas o por pocos días, pues su destino era alguna de las otras repúblicas hispanoamericanas. Entre ellas recuerdo a las Sritas. Hottes, Caswell y Orbisón. El señor Clarence Iverson, residente en San Salvador, permaneció en Guatemala durante varias semanas acompañado de su señora madre. El joven Iverson nos dió a conocer por medio de proyecciones luminosas, diversos aspectos del imponente templó Bahá’í de Wilmette, Illinois. El contacto con estos visitantcs ha sido muy provechoso, pues se les ha consultado sobre puntos dudosos y sobre cuestiones administrativas.

Los miembros del grupo Bahá’í consideraron que ya era tiempo de organizar la Asamble Espiritual, acuerdo que se tomó en la sesión del 5 de abril de 1943 en vista de una importante carta suscrita por el señor Horace Holley, secretario de la Asamble Nacional Espiritual de los Bahá’ís de E. E. U. U. y Canadá, comunicando al grupo las instrucciones pertinente a la organización de la Asamble Espiritual. El 21 de abril se proccdió a la elección de 1los 9 miembros de la Asamble, recayendo los nombramientos en las siguientes personas: Coronel Rodrigo Medina, presidente; Sra. Estebana v. de Barrientos, vice presidenta; Sr. Luis González Batres, secretario; Sr. Domingo Rivera, pro-secretario; señora Josefina v. de Arias, tesorera y además Sr. Francisco González, Srita. Olivia Salazar y Srita. Olga González. En celebración de este fausto acontecimiento fué servida una colación y hubo expresiones fervorosas augurando un futuro lisonjero para lasnaciente Asamble Espiritual.

Desde 1a organizacion de la Asamble Espiritual han ingresado a la Comunidad Bahá’í las siguientes personas: Eduardo Arriola, Alfonso E. Barrientos, Eugenio Aragón, Carmén Samayoa, Bethsaida Roca Barillas, Maria Luisa Ocaña, Amelda Menéndez y Maria Laura Roca A. y casi en casa sesión se recibe algún visitante, a quien se dan las explicaciones convenientes y se ofrecen libros Bahá’ís para su lectura.

Tanto el antiguo grupo Bahá’í como la actual Asamble Espiritual se ha mantenido en contacto con Bahá’ís individuales o con grupos, pero especialmente con la Sra. Nellie S. French, de San Marino, California, U. S. Secretaria del Comité Bahá’í Interamericano. Las cartas y boletines de la, Sra. French son el vehículo más constante de informacion sobre el movimiento Bahá’í y un estímulo impulsor para incrementar la fe y el conocimento Bahá’í. No es posible olvidar en esta breve historia a la "Tia Victoria” que nos envia sus bellas ilustraciones.

Desde el mes de junio la Asamble Espiritual de los Bahá’ís de Estados Unidos y el Canadá, comunico por medio de su secretario, el Sr. Holley, que esta Asamble gozaría de un subsidio mensual de $10.00 oro, que desde junio ha ingresado a la Tesorería, a cargo de la Sra. Josefina v. de Arias. Con estos pequeños fondos se ha atentido al pago [Page 926] del local en que se celebran las sesiones y a los gastos de secretaria.

De acuerdo con las instrucciones del “Procedimiento Bahá’í” en cada sesión se leen algunas páginas de las escrituras Bahá’ís y no hay duda que el conocimiento de ella es ahora mucho más extenso que antes; sin embargo es aún deficiente y todos sienten la necesidad de que un Bahá’í experimentado venga a Guatemala a dirigir el estudio de los funadores de la Causa. Diversos factores oponen resistencia a la difusión de la fe. Por una parte las fuerzas espirituales tradicionales que consideran pecaminoso no solo la aceptación, sino la simple lectura de otras doctrinas; por otra parte la crisis total, económica y espiritual, que padece el mundo, y que en muchos individuos se manifiesta como renunciamiento a toda búsqueda de la verdad. Otras circunstancias puramente locales hacen un tanto precaria la vida de esta comunidad Bahá’í, pero hay fundades esperanzas de que la cooperación de un buen pionero y una mayor difusión de la literatura Bahá’í crearán nuevos vínculos con las personas que están sedientas del agua espiritual que mana de la fuente Bahá’í. Ignoramos quienes son ellas, pero sabemos que existen y que con diligencia y amor serán descubiertas y traídas a la comunidad Bahá’í.

Los proyectos para el futuro inmediato consisten en asegurar una mayor cohesión entre los Bahá’ís, una asistencia más regular y un estudio más serio de las escrituras Bahá’ís. También se piensa en la celebración del primer sentenario de la fe en mayo de 1944. Talvez no sea posible un delegado a Wilmette, pero se desarrollará un programa en Guatemala, de modo que en esa ocasión los Bahá’ís de este pais estarán unidos por el mismo regocijo y fervor a sus hermanos del mundo entero.